jueves, 10 de junio de 2010

Enrique Osés

Nacionalismo Popular Revolucionario
Conmemorar a un hombre como Enrique P. Osés no es tarea fácil. Y dos son los motivos principales que dificultan la empresa que nos proponemos.
Primero su lucha y su prédica periodística afectaron a muchos y poderosos intereses. Y segundo, la tarea de silenciamiento y ocultamiento de su persona y su obra por parte de esos grandes enemigos. Pruebas al canto. No existe ninguna necrológica de Osés salvo del Instituto Juan Manuel de Rosas llevada a cabo casi un año después de su fallecimiento.
Pero no nos detengamos en los próximos. No es nuestra intención avivar brasas. Vayamos al grano.
Enrique P. Osés es el fundador del nacionalismo popular en la Argentina. Y lo funda desde sí mismo. A través del rescate del pasado hispano-criollo de nuestro pueblo.
Osés analiza críticamente a la democracia de la "Década Infame", porque ella era en nuestro país tal como se encontraba estructurado, un mecanismo de dominación.
El propone el Nacionalismo Popular Revolucionario como cambio total de las estructuras e instituciones del estado demo-liberal argentino.
El nacionalismo adquiere en Osés dimensión política en tanto se lo entiende como revolucionario. Esto quiere decir, que propone el cambio de un régimen político por otro. El que propone Osés es de neto corte comunitario y social. Se ha dicho con acierto que El Pampero fue el diario de la revolución del 4 de junio de 1943. Y Osés siendo su director alentó con todas sus fuerzas el pronunciamiento militar. Pero como ya observara agudamente Mirabeau "la revolución como Saturno se devora a sus hijos". Así Osés fue lenta y paulatinamente devorado por la revolución que alentara. Claro que en este caso el protagonista se deja devorar porque ve cumplidos los objetivos de su lucha político-periodística. La Revolución y sobre todo el Gobierno Peronista (46-52) le devora los objetivos, como explícitamente lo hace notar él mismo en su respuesta a Santander mencionada anteriormente: "La recuperación de nuestros medios de vida propios – energía, servicios públicos, transportes – por la eliminación de los monopolios foráneos, por la absorción de las deudas y empréstitos con el exterior, por la reconquista de nuestros elementos de producción, por el control de nuestro mercado interno, por la elevación del Standard de vida de los argentinos. Eso sólo justifica los cinco años de El Pampero y que el actual gobierno ha realizado. Y lo que resta realizar no hará sino completar la justificación".
Afirmamos de entrada que conmemorar a Osés no es tarea fácil. Las colecciones de Crisol, El Pampero y El Federal diarios fundados por él, prácticamente han desaparecido. Se estiman entre 2600 a 2800 artículos los publicados por Osés o bajo seudónimo. En cuanto a los Cuadernos Nacionalistas han corrido igual suerte. Salvo dos: "Esto se acaba" y "Antes que la Constitución fue la Nación". Como publicación hoy accesible tenemos sólo Medios y Fines del Nacionalismo editada en 1941 y reeditada en el 68. En realidad es su "Diario de la Cárcel". Brevemente podemos decir que Crisol representa la etapa docente, doctrinaria, la de los planteos fundamentales de la "revolución nacionalista". Va planteando una a una de las razones nacionales que motivarán una política revolucionaria: la dominación imperialista, la complicidad oligárquica, la falacia del régimen y de sus partidos, el envilecimiento de las leyes y de las instituciones, el mito farisaico del cuarto poder servidor de intereses ajenos al país, la falsificación de la historia, el fariseísmo de los mentores espirituales del pueblo, el abandono del hombre argentino, la acción de las logias internacionales, la incuria administrativa, el fraude político, y todas y cada una de las calamidades nacionales que entonces se encarnaban en hombres y en intereses poderosísimos, son atacados por este nuevo Quijote que pluma en mano, desde las dos páginas apretadas de Crisol se lanza contra La Prensa. Destapa la terrible e ignorada verdad de la trama oligárquica, pulveriza a Sarmiento, a la escuela laica, al liberalismo. Denuncia la complicidad de los curiales, se yergue frente a la justicia y la Suprema Corte, frente a los gabinetes entreguistas de Justo, frente al pacifismo megalómano de Saavedra Lamas, frente a la entrega ignominiosa de la Corporación de Transportes. Y, lo que es más importante, promete a las nuevas generaciones una revolución verdadera, una revolución profunda que ha de terminar con estas lacras de una vez y para siempre. Y en esta acción recibe el testimonio de la cerrada enemistad del régimen que llega a encarcelarlo oprobiosamente.
El Pampero, a su vez, señala la maduración política del movimiento. Un diario que se extiende a cien mil lectores, y que apoyándose en el comentario de los hechos cotidianos va precisando la doctrina nacional.
Las consignas nacionalistas ganan así la validez de lo multitudinario, el Movimiento se reproduce incansablemente hasta en los más lejanos rincones del país, y a todas partes viaja Osés, llevando con su palabra el fuego de los ideales nacionales que enciende fogones en toda la Patria.
Se apoya la campaña en favor de la neutralidad. Se denuncian los negociados y las tropelías del régimen, y así los partidos "palomarescos o cadistas" señalados inventan una persecución democrática, un comité investigador de las actividades antiargentinas, que se defiende de las acusaciones lanzando el mote de "nazis" a todos los argentinos revolucionarios. En esta acción Enrique P. Osés es perseguido por la justicia. Se le acumulan juicios por desacato, por calumnias, por injurias. Se lo quiere quebrar. Todo resulta inútil. Se acumulan procesos para que no salga más de la cárcel. Pero la justicia puede más que el odio y Osés recupera su libertad. Y en un multitudinario y apoteótico acto en el Teatro Nacional los estigmatiza para siempre a los hombres del régimen cuando comienza su pieza oratoria: "¡Qué imbéciles pluscuamperfectos!, los que desde hace ya años y con una saña que va centuplicándose a medida que se acerca el fin se han dado a la tarea de perseguirnos".
Finalmente, El Federal significa el disconformismo intransigente con el nuevo mundo sometido a la férula de las potencias anglosajonas.
Enrique P. Osés es el definidor exacto del Nacionalismo Popular desde la tradición hispano-criolla. Cuando en los años 1932 al 36 el movimiento nacionalista sufre las consecuencias de la imprecisión doctrinaria, y los grupos supérstite de la desdichada revolución septembrina de 1930 manejan un discurso exclusivamente patriotero y anticomunista sin proponerse finalidades nacionales más amplias, ni pretender otra revolución que un golpe de Estado autoritario por el autoritarismo mismo, es Osés, quien empeñado en polémica memorable con "Bandera Argentina", pone en claro la esencia revolucionaria del nacionalismo argentino.
Ante el triste espectáculo de, la bautizada por José Luis Torres (otro ilustre silenciado) como Década Infame, Osés afirma: "El Nacionalismo camaradas, no tiene otra misión que la que se ha impuesto. Ha proclamado que deben cambiarse las instituciones políticas de la República, y no puede aceptar ingresar en ellas, cuando ya están cayéndose a pedazos, para salvarlas. Ha proclamado que deben darse vuelta todo el sistema económico del país y no puede ahora, apuntalar un sistema que está dando sus últimas boqueadas. Ha proclamado que deben concluir todos los partidos políticos, absolutamente todos, y no puede ahora acollararse con ninguno. Ha proclamado que tiene una fuerza popular, que tiene un elenco de hombres nuevos, que tiene su conducta, que tiene la solución integral a los males de la Patria y no puede colaborar con el pasado ni con este presente, porque eso sería traicionarnos a nosotros mismos y traicionar la integridad de nuestra doctrina. No necesitamos alianzas con nadie".
Publicado por Pampa Digital

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