NACIONALISMO y RELIGION
Uno de los obstáculos mas frecuentes que suelen presentarse en vastos sectores del Nacionalismo Argentino, tiene que ver con la pretendida confesionalidad religiosa que deberian detentar aquellos que integran sus filas. Dicho en otros términos, persiste una errónea concepción de lo que significa el Ser Nacionalista, dado que suele identificarse a la religión católica como un elemento crucial a la cual deben adscribir todos aquellos que formen parte del vasto Movimiento Nacionalista Argentino. Esta idea que busca ligar religión con Nacionalismo no ha hecho mas que imponer obstáculos a la unidad del campo Nacionalista, sin mencionar el carácter eminentemente absurdo y excluyente de tal requisito, que pregona aún hoy en día que "para ser nacionalista, necesariamente se debe ser católico". Con lo cual, todo aquel que pertenezca a otra religión estaría totalmente inhabilitado para militar en este arco político, y por otro lado, aquellos que tengan la sana intención de trabajar en las filas Nacionalistas, deberían acerditar sus credenciales de fe a través de una serie de acciones determinadas por los operadores del clericalismo vaticanista. Podemos como Nacionalistas compartir algunos puntos o aspectos con la doctrina social católica, tener una perspectiva en común sobre ciertas temáticas del acontecer politico y social, de la misma manera como podemos estarlo con otras fuerzas políticas ligadas a nuestro Ideario. Lo que consideramos incorrecto es tener que reducirnos a ser meros apéndices de estrategias políticas trazadas por el estado pontificio, a sabiendas del importante poder que ejercen en esta materia. A esta altura del acontencer politico, en la vida nacional de los argentinos, es algo realmente insostenible seguir predicando que para ser nacionalista se debe practicar el catolicismo, que el sentimiento y los valores del Nacionalismo deben estar auditados por asistentes episcopales, que van dictaminando y ejerciendo presion sobre aquellos dirigentes para poder manipular a los militantes en función a una especie de patrullaje que buscan llevar a cabo sobre el terreno Nacionalista. Lo mejor que podríamos hacer es terminar con estos desvaríos, para trabajar muy seriamente en la construcción de un auténtico Poder Nacionalista, alternativo, serio, legal y ético, que abandone definitivamente estas posturas obsoletas que solo conducen a la inacción y al ridículo frente a una sociedad que aún tiene mucho por esperar de nosotros, porque hemos realizado un esfuerzo considerable por mantener altas nuestras banderas. No queremos que los errores que desde antaño vienen acompañandos en este camino nos sigan frenando, y de los cuales solo nos resta que sirvan como enseñanzas para saber lo que no se debe hacer. El porvenir de nuestro Ideario estara signado por el arduo trabajo de sus militantes -más allá de la religión que profesen- y por la voluntad que los impele hacia adelante.
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