viernes, 9 de julio de 2010

Cargarse en Perón

El Bebe Cooke: "Me cago en Perón"
Díálogo entre John William Cooke y René Salamanca (dirigente sindical y político, militante del clasismo revolucionario de los años 60/70 , Secretario General de la seccional Córdoba de SMATA —sindicato de mecánicos— desde el año 1972). En este diálogo ya de antología, se refleja la tensión del pensamiento cookista respecto a su relación con Juan Perón y un matiz potente de la polémica perpetua del Bebe con la izquierda no peronista.
-"Mirá, Gordo", dijo Salamanca, "el problema es éste: los obreros son peronistas, pero el peronismo no es obrero".
-"¿Durante cuanto tiempo te pensaste esa frase, pibe" , replico Cooke?
- "Si el peronismo fuera obrero como los obreros son peronistas, la revolución la haríamos mañana mismo"."

-Y si, claro", dijo Salamanca. "Tenemos que conducir la clase obrera al encuentro con su propia ideología, compañero. Que no es el peronismo".
-"Estás equivocado", dijo Cooke con una convicción casi tangible. "Eso es ponerse afuera de los obreros. Eso es hacer vanguardismo ideológico, Salamanca. Recordá lo que aconsejaba el barbeta Lenin: hay que partir del estado de conciencia de las masas. ¿Está claro, no? La identidad política de los obreros argentinos es el peronismo. No estar ahí, es estar afuera". Entonces Cooke dijo: "Me cago en Perón, Salamanca". Agarró de nuevo su vaso, lo golpeó contra la mesa dos o tres veces y dijo: "Más vino aquí"... miró fijamente a Salamanca y dijo: "No sé si he sido claro, compañero". -"Nosotros también, Gordo. Nosotros también nos cagamos en Perón"... "Parece que estamos más de acuerdo de lo que creíamos" -"No, compañero. No estamos de acuerdo. Porque ustedes se cagan en Perón de una manera y yo y los peronistas como yo de otra. Porque, para ustedes, compañero, cagarse en Perón es quedarse afuera. Afuera de Perón y de la identidad política del proletariado. Mientras que para nosotros, cagarnos en Perón, es rechazar la obsecuencia y la adulonería de los burócratas del peronismo. Es reconocer el liderazgo de Perón, pero no someternos mansamente a su conducción estratégica. Para nosotros, Salamanca, para mí y para los peronistas como yo, para los peronistas revolucionarios, cagarnos en Perón es crearle hechos políticos a Perón, aun al margen de su voluntad o del que sea su propio proyecto. Para nosotros, Salamanca, para mí y para los peronistas como yo, para los peronistas revolucionarios, cagarnos en Perón es creer y saber que el peronismo es más que Perón. Que Perón es el líder de los trabajadores argentinos, pero que nosotros, los militantes de la izquierda peronista, tenemos que hacer del peronismo un movimiento revolucionario. De extrema izquierda. Y tenemos que hacerlo le guste o no le guste a Perón. Porque si lo hacemos, compañero, a Perón le va a gustar. Porque Perón es un estratega y un estratega trabaja con la realidad. ¿Entendés, Salamanca? Y nosotros le vamos a crear la realidad a Perón. Una realidad que, más allá de sus propias convicciones que son muy difíciles de conocer, Perón va a tener que aceptar. Porque Perón, Salamanca, ya no se pertenece. Quiero decir: lo que no le pertenece es el sentido político último que tiene nuestra historia. Porque Perón, Salamanca, va a tener que aceptar lo que realmente es, lo que el pueblo hizo de él: el líder de la revolución nacional y social en la Argentina. Ésa es, entonces, compañero, en suma, mi manera de cagarme en Perón".

Acá se refleja claramente el pensamiento gorila del marxismo infiltrado en el Peronismo, que intentó utilizar todo su potencial revolucionario para llevar agua al molino de la subversión. Está claro que esos pretendidos "peronistas revolucionarios" tenían objetivos muy distintos a los del general Perón. Se cagaron, y se siguen cagando en el Líder, como actualmente lo hace el montonerismo enquistado como garrapata en la cúspide del poder, con Kretina a la cabeza.

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