miércoles, 17 de marzo de 2010

Pedro Varela: Preso Ideológico

Dos años y nueve meses de cárcel
para Pedro Varela

Barcelona, 08 de marzo de 2010
Un año y tres meses de cárcel por un delito de difusión de ideas genocidas y otro año y medio de cárcel por atentar contra los derechos fundamentales y las libertades públicas garantizados por la Constitución. Además deberá pagar una multa de 2.880 euros, que se desglosa en una multa de ocho meses, a razón de 12 euros diarios o la responsabilidad personal subsidiaria, “en caso de impago de la multa, de un día de privación de libertad por cada dos cuotas no satisfechas, así como al pago de las costas procesales, incluyendo las de la acusación particular”. Es decir, que si no paga, lo que le puede caer de cárcel son 120 días más, es decir, cuatro meses añadidos. Ésas son las penas que ha impuesto el Juzgado de lo Penal 11 de Barcelona al propietario de la librería Europa, Pedro Varela, que ya había sido condenado anteriormente por hechos similares. En esta ocasión, sin embargo, la juez Estela Pérez Franco, ordena en la sentencia el decomiso de todos los libros empleados para cometer esos delitos y de todos los objetos relacionados con ese comportamiento delictivo: el busto de Hitler, la esvástica de hierro que había en la Librería y los cascos militares, así como carteles nazis intervenidos en la operación policial que dio origen al proceso. La sentencia puede ser recurrida ante la Audiencia de Barcelona, pero la juez acuerda que, cuando sea firme, se destruyan todos esos objetos. El resto de enseres personales intervenidos por los Mossos d'Esquadra en la operación policial le serán devueltos. Varela se presentó en el juicio celebrado el pasado mes de enero como lo ha hecho siempre, como un simple librero. Sin embargo, la sentencia considera que las obras que comercializaba recomiendan la segregación racial y suponen "un menosprecio al pueblo judío y otras minorías". Se trata de libros "unidireccionales en cuanto a su contenido, con una absoluta falta de pluralidad" y "dirigidos hacia una única línea de pensamiento", dice la juez, que actuó como sustituta. En otro fragmento de la sentencia se asegura que los libros neonazis que vendía la librería que regentaba Varela "hace responsable de los males del mundo al pueblo judío, donde se dice que las personas de raza negra son inferiores, que la mejor forma de respetar las razas es la segregación, que el mestizaje traerá la desaparición de la civilización, tal como ocurrió en Roma y en Grecia, que las mujeres no deben tener los mismos derechos que los hombres". Varela arguyó que no conocía el contenido de todos los libros que tenía en sus estanterías. Pero en su interrogatorio dio una lección a la jueza. Por algo es licenciado en Historia y en Filología Germánica. Además, muchos de los libros que tenía, habían sido prologados por él mismo. Dijo que también tenía otros libros, como el Diario de Ana Frank, que no son sospechosos de nazis o de racistas. A pesar de que durante el juicio el dueño de la Librería Europa llegó a alegar que no ha leído todas las obras que publica, la togada considera en su resolución que tal argumento «no es creíble», ya que Varela demostró tener unos conocimientos propios de una persona con mucha cultura, por lo que, siempre según la togada «debía conocer el contenido de dichos volúmenes». Dijo el dueño de la librería Europa que sus libros se encuentran también en las principales librerías. Es cierto. La titular del juzgado detalla que el hecho de que “en El Corte Inglés o en la Casa del Libro, tal y como se acredita documentalmente en las actuaciones, se pueden comprar libros como Mi Lucha o Los Protocolos de Sión no es en ningún caso equiparable con la librería Europa, puesto que en estos establecimientos, junto a estos libros, pueden ser encontrados libros de temática del siglo XX de distintas formas de pensamiento y no abrumadoramente, con muy pequeñas excepciones, dirigidos a un adoctrinamiento de los lectores. En El Corte Inglés o en la Casa del Libro, el pluralismo ideológico está garantizado, no como ocurre en la librería regentada por el señor Varela”. La librería Europa era mucho más. Allí fueron decomisados también un busto de Hitler, una esvástica de hierro, cascos militares o carteles de temática nacionalsocialista. Y eso, además de una serie de conferencias datadas en el tiempo -y que sería prolijo detallar en este espacio- y todas con la misma temática y concepción de la sociedad y del mundo. No se trataba de una simple librería. Como sostiene la jueza, todos los elementos concluyen en que se practicaba el adoctrinamiento en ideas racistas. “Un hecho aislado no sería constitutivo de delito”, dice en la sentencia, pero “es la suma y concurrencia de todos los puntos señalados anteriormente lo que hace delictiva la conducta del acusado”. Añade la jueza que “cada persona tiene derecho a pensar lo que quiera. Pero no cabe adoctrinar en el racismo, en la discriminación de minorías, en el antisemitismo o en la difusión del odio a los diferentes a través de una actividad profesional como realiza el acusado”. Varela fue el primer ciudadano al que la justicia condenó en España por estos hechos, tras la reforma del Código Penal de 1996. El juez Santiago Vidal le impuso en su día penas que sumaban cinco años de cárcel, el máximo que permitía la ley por esos delitos. Sin embargo, Varela agotó todos los recursos posibles hasta llegar al Tribunal Constitucional, que redujo la condena a siete meses de prisión y declaró que la negación del genocidio no era delito. En este segundo juicio, el fiscal especial contra la discriminación Miguel Ángel Aguilar, solicitó para Varela penas que sumaban cuatro años de cárcel. SOS Racismo ha celebrado "la determinación de la juez" en un momento en el que "las doctrinas racistas y xenófobas están tomando fuerza en toda Europa", por lo que "resulta imprescindible la actuación de las justicia en estos casos, sin olvidar la sensibilización para acabar con el discurso del odio". La juez considera probado que el conjunto de libros confiscados en su librería reflejan un "menosprecio al pueblo judío y a otras minorías, llegando incluso a recomendar la segregación racial". Además, asegura que Varela no es culpable por "una actividad determinada" sino por un "cúmulo de circunstancias" que rodean su actividad. Como editor, subraya, Varela es responsable de los libros. La juez destaca que el ordenamiento jurídico ampara la libertad de expresión pero no "el discurso del odio". Acuerda también el comiso de todos los libros confiscados, así como el busto de Hitler, la esvástica de hierro y otros elementos intervenidos en su sala de conferencias. Una vez la sentencia sea firme, ordena que se proceda a la destrucción. Durante el juicio, celebrado el 29 de enero, Varela, afirmó que es el público quién decide y que si vende es porque "hay interés" por parte de la gente. Explicó que su librería no es un partido político, que no ha cometido "ningún crimen" porque solo edita y vende "textos históricos" y calificó de "absurdo" que se le tache de genocida por vender un libro. Tanto la Fiscalía como la acusación particular -que representa a la comunidad israelita de Barcelona- pedían cuatro años de cárcel para Varela por dos delitos, uno por difundir contenidos que justifican los regimenes que han intentado destruir a un grupo racial, y otro por difundir libros con expresiones de menosprecio por pertenecer a una raza o etnia. Su defensa solicitaba la absolución porque considera que en España "no hay libros prohibidos" y que se esta vulnerando la libertad de ideología. Cuando se condena a alguien por vender libros del tipo que sean, cuando se condena a alguien por sus opiniones, sean como sean, sentimos rechazo hacia ese ordenamiento jurídico, a esos legisladores, fiscales y jueces. No hay mayor vergüenza para una nación que utilizar dos varas de medir, como ocurre en España con la violencia de género, por ejemplo. O por las ideas de extrema izquierda y extrema derecha. De Juana Chaos cumplió menos cárcel por tres asesinatos, que la condena de Varela por vender libros. ¿Cuando se van a cerrar las múltiples librerías que hay en España que hacen apología del comunismo, el anarquismo y demás idas amparadoras de genocidios reales?. Los libros no aparecen en las librerías por arte de birlibirloque. ¿Va a condenar también esa juez a las editoriales que los han publicado? ¿Y a los talleres de imprenta? ¿Y a los traductores? ¿Y a los diseñadores gráficos que han hecho las portadas? ¿Y a las empresas de distribución? ¿Y a los transportistas que los han llevado hasta esa librería? ¿Va a perseguir a todas las librerías que tengan alguno de esos títulos? Mucho trabajo le espera a esa señora. Mientras ETA pone bombas donde le sale de los cojones, mientras bandas latinas apuñalan españoles con total impunidad, mientras cada día aumenta más y más el robo con violencia por parte de bandas de Europa del este, la justicia española se ceba con una persona por el único y gravísimo delito de difundir libros (¿?) Sin lugar a dudas, una vez más, se vuelve a poner de manifiesto la persecución sistemática que ejercen aquellos que dominan el mundo tras 1945. Luego pregonan la libertad de expresión, de opinión y demás memeces, estos DICTADORES de lo políticamente correcto. Dicen que P. Varela atenta contra las libertades públicas. ¿Y ellos "secuestrando libros"?
Publicado por NuevOrden
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