jueves, 23 de septiembre de 2010

Sociedad Militarizada

Israel
Paradigma de Estado militar
El carácter militar del Estado de Israel aparece en la fase preparatoria a su creación por medio de organizaciones terroristas como Hagana y no ha dejado de prevalecer a lo largo de su corta historia. Cuando en 1947 la ONU propone una partición de Palestina, el Estado de Israel aparece como una entidad artificial impuesta a los palestinos. No se trataba, como dijo Ben Gurion, de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. En 1948, cuando se constituye oficialmente el Estado de Israel, una corta guerra enfrenta al ejército sionista con los ejércitos árabes limítrofes recién liberados del colonialismo. Esa guerra, que el Estado sionista denomina “Guerra de Liberación” es denominada por los palestinos como “Nakba”, la “catástrofe”: centenares de miles de refugiados abandonaron sus casas y sus pueblos aterrorizados por las milicias sionistas. Israel se construyó sobre territorios conquistados por la fuerza.
En Israel, todo ser humano es un soldado y todo soldado un ser humano” aseveró David Ben-Gurion, fundador del Estado de Israel, primer ministro y ministro de defensa. Tal Haran, miembro de New Profile explica: “La militarización ha sido presentada como esencial para la
existencia y la supervivencia de Israel. Se proclama que el Holocausto es la prueba concluyente de que si los judíos no se arman y no establecen una nación que disponga de fuerza militar, el mundo no les dejará continuar existiendo”. Los lazos entre la sociedad civil y el ejército son tan estrechos, que resulta difícil distinguirlos y tratarlos como dos entidades aparte. El intenso grado de consenso entre el ejército y la sociedad israelí se hace visible en la estructura misma de las fuerzas armadas y en particular por la obligatoriedad del servicio militar de hombres y mujeres. Cumplen un servicio militar inicial de 2 a 3 años y realizan periodos de entrenamiento y acción militar, llamados “Miluyim”, de 30 a 45 días anuales hasta cumplir los 40 años. En los medios de comunicación, los corresponsales y comentaristas encargados de los “asuntos militares” y de los “asuntos árabes” están, en el mejor de los casos, sometidos al control del ejército y, en el peor de los casos, son antiguos agentes o personal en activo de los servicios secretos. Una de las radios más importantes es propiedad del ejército y las fotografías de soldados son muy a menudo usadas en materiales comerciales y educativos. Los niños israelíes están preparados para ser soldados desde la guardería, tal y como apunta Ronnie Barkan, miembro de New Profile. Un ejemplo de ello es la costumbre en la guardería de mandar golosinas a los soldados durante las vacaciones. Otra muestra de este acercamiento entre la sociedad civil y el estamento militar es la celebración del Yom Hakheilot (Día de las comunidades), un seminario de un día organizado conjuntamente por la escuela y el ejército en el que participa la práctica totalidad de los niños judíos de las escuelas israelíes. Teniendo en cuenta el preciado lugar ocupado por el ejército dentro la sociedad israelí, el servicio militar tiene una importancia crucial para cualquier ascenso en la vida civil. Haber pertenecido a los rangos más altos del ejército abre el acceso a puestos importantes e influyentes de la vida pública. Este fenómeno se traduce automáticamente en la discriminación de los grupos que no están vinculados al ejército y, especialmente, de los israelíes árabes de ambos sexos.
El hecho de que la minoría árabe de Israel (palestinos que viven en Israel) no realice el servicio militar se utiliza como pretexto para una discriminación oficial y oficiosa en contra de esta minoría en todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo, cuando un empleador busca un trabajador solicita que “tenga cumplido el servicio militar”, eufemismo traducible por “árabes no deseados”. Esta discriminación se potencia aún más con la realización de ciertas prácticas. Así, el cumplimiento del servicio militar facilita la consecución de ciertos beneficios como la obtención de hipotecas ventajosas, exenciones fiscales y trato de favor para conseguir empleo o vivienda.

Mientras tanto aquí en nuestra querida Argentina, la jauría democratista aúlla violentamente contra la iniciativa de crear un cuerpo de policía infantil, donde los chicos son educados e instruidos sobre la base de los valores sociales y de convivencia comunitaria. Así tenemos a la "argentina" Nora Schulman, directora del Comité de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, denunciando ante la ONU está situación. Y para no ser menos, una diputada llamada Virginia Linares (que ahora ya -por lo menos- la conocen), presentó un proyecto para repudiar lo que no duda en calificar como “delirio nazi”, quedando más que bien con los verdugos de nuestra Patria. Así las cosas en nuestro atormentado país, donde la acción de los disgregadores se complementa con la inacción de los cobardes.

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