domingo, 30 de agosto de 2009

Azul y Blanco


Las Banderas Centroamericanas

Para los pueblos ansiosos y sedientos de autonomía y libertad, los colores azul y blanco de la bandera del patriota don Manuel Belgrano, que flamearon en su tiempo en las naves argentinas comandadas por Hipólito Bouchard, concretaron para ellos las más caras y las más fervientes aspiraciones. La bandera que flameó confundida con el cielo y la nieve de los Andes; la que tremoló triunfal en Salta, Chacabuco, Maipú y Lima; la que conoció el amargo sabor de la derrota en Vilcapugio, Ayohuma y Cancha Rayada, es en efecto, la inspiradora directa de los colores que hoy adornan las enseñas de cinco naciones americanas libres.
Las proezas de la fragata “La Argentina” no se realizaron solamente en las costas centroamericanas. Circunnavegaron el mundo, luchando brillantemente en Java y en Madagascar, en Hawaii y en las Filipinas, en California y en México, allí donde el Imperio Español levantaba sus más poderosos bastiones. Las naves corsarias capitaneadas por Bouchard enarbolaron por primera vez la enseña azul y blanca en las costas centroamericanas, para asistir a los patiotas que luchaban por emanciparse de la dominación colonial. De allí que los pabellones nacionales que identificarían a los futuros estados de la América Central, llevaran los colores de la bandera argentina.
“El pabellón centroamericano de las milicias cívicas, sancionado el 31 de julio de 1823, habla de fajas azules sin concretar la clase, tono o gama de azul. El 21 de agosto siguiente, al sancionarse la bandera de la Federación Centro Americana, se habla de tres fajas horizontales, azules las superior e inferior, otra vez sin determinar el azul”.
Y así como los pabellones de las uniones o federaciones centroamericanas llevaban estos colores, también los llevarían definitivamente las banderas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. “La bandera centroamericana aprobada por la Asamblea General Constituyente el 21 de agosto de 1823 fue común a las cinco provincias federadas. Ha sido una constante de la política centroamericana la aspiración a lograr que todos los habitantes del istmo vivan bajo un mismo pabellón. Desde mediados de 1838 la República Centroamericana dejo de existir. Las provincias que la integraron proclamaron su independencia sin dejar de formular protestas en pro de los ideales unionistas. Cada estado inicia su vida independiente y se da su propia bandera; pero, hecho singular en la historia, los colores azul y blanco se transforman en el símbolo visible de las esperanzas de los pueblos centroamericanos a considerarse hermanos integrantes de una sola y gran familia.
La república de Honduras estableció sus colores nacionales en 1866, mientras El Salvador lo decreta definitivamente en 1912. Guatemala hace lo mismo en 1871, y Nicaragua en 1908. Por último, Costa Rica hará lo propio en 1934, con una leve diferencia en su franja central de color rojo. Todas estas banderas conservan todavía hoy esos colores que son armoniosa síntesis de su más preciada aspiración.

“La Bandera Argentina. Inspiradora de los Pabellones Centroamericanos”.
Carlos A. Ferro. Publicado por el Ministerio de Educación de Honduras. Tegucigalpa, 1968.

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